¿Cómo conseguir que a un niño le
guste empezar a leer?
Sonreír, sufrir, sentir emoción,
pena y alegría, enamorarse, enfadarse o sentir ilusión y esperanza a través de las páginas de un libro…
Mucha gente podría pensar que
todo esto es imposible, pero yo creo que para que una persona realmente logre
engancharse a la lectura es fundamental que aprenda a “vivir” desde la piel de
los propios personajes que habitan en los más impresionantes mundos
imaginarios, que sea capaz de sentirse identificada con ese personaje al que
psicológicamente se parece o con el que comparte gustos o inquietudes. Y aunque
no siempre tendremos la suerte de encontrar un libro en el que podamos
sentirnos identificados con un determinado personaje o que nos haga sonreír al
observar la forma de actuar de otro personaje que nos recuerda a una persona
conocida, la verdad es que cualquier libro puede mostrarnos historias
maravillosas.
Y aunque, dicho así, parece muy
fácil que los niños adquieran el gusto por la lectura de forma natural y sigan
emocionándose ante un libro al crecer, lo cierto es que para conseguir que
nuestros futuros alumnos consigan todo esto somos los profesores los que
debemos transmitirles ese amor por la lectura y motivarles para que sean
capaces de vivir como propias las historias que comienzan cada vez que
empezamos a leer las primeras líneas de un libro.
El problema es que muchos niños y
muchos adultos han llegado a la idea de que a ellos “no les gusta leer” y, por
eso, no se ven nunca motivados a comenzar a leer ese libro con el que podrían
darse cuenta de que esa falsa idea que se han hecho en sus mentes no es más que
el reflejo del deficiente trabajo que se realizó con ellos en cuanto a la
lectura se refiere. Porque, al igual que puede suceder, por ejemplo, con la comida,
un libro puede gustar o no gustar sin que ello suponga que a esa persona le
guste o no leer; así como el hecho de que a una persona no le guste comer
pescado no debe nunca asociarse a que no le gusta, en general, comer.
Por eso, el primer objetivo que
debemos proponernos es el de motivar a los niños a leer. Es decir, que sientan
que son capaces de leer, de leer bien y de disfrutar leyendo. Porque, muchas
veces, los niños creen que no les gusta leer porque su comprensión lectora no
es lo suficientemente buena y nosotros, como adultos, nos empeñamos en
ofrecerles libros demasiado avanzados o porque, sencillamente, estamos
continuamente recordándoles que tienen que leer mejor y más rápido; olvidando
que puede ser mucho más efectivo hacerles ver que a nosotros también nos
interesan esas lecturas sencillas con las que, quizás, disfruten más o
recordarles que cada vez leen mejor y que están mejorando mucho.
La importancia de la motivación
Para cumplir ese primer objetivo
de motivar a los niños a la lectura, es importante saber que la motivación es
un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta. Es decir, son los
impulsos que llevan a la persona a realizar determinadas acciones y a persistir
en ellas hasta su culminación, estando muy relacionado con la voluntad y el
interés que se pone a la hora de realizar una determinada acción.
Pero, aparte de las motivaciones
intrínsecas que surgen desde dentro del ser humano en función de sus
necesidades, existen también una serie de métodos para motivar a las personas
de forma extrínseca. Y esa motivación externa a la persona se explica a través
de la teoría del reforzamiento de Albert Bandura que afirma que los estímulos
gratificantes harán que un sujeto se vea motivado a actuar de la misma forma en
el futuro.
Entonces es lógico pensar que si
conseguimos hacer de la lectura un estímulo gratificante, si somos capaces de
hacer que los niños vean la lectura como un premio y no como una obligación y
si hacemos que la lectura se convierta en una actividad placentera con la que
los niños disfruten, probablemente esos niños se verán empujados a seguir
leyendo.
Y esto me recuerda, en cierto
modo, al conocido “Efecto Pigmalión” a través del que las expectativas
(positivas o negativas) de una persona, influyen en una segunda persona sobre
la que se asientan las expectativas de la primera. Por eso, si tenemos en
cuenta que la clave del Efecto Pigmalión está basada en la autoestima,
llegaremos a la conclusión de que los pensamientos que tengamos nosotros sobre
un sujeto provocarán que el comportamiento de ese individuo mejore
inconscientemente.
Por eso, se establece una
conexión lógica entre este modelo de relación interpersonal y la animación a la
lectura como una forma de motivación extrínseca. Porque si, como profesores, somos
capaces de diseñar actividades de animación a la lectura interesantes y
divertidas, si somos capaces de conseguir que los niños disfruten con los
libros y si les hacemos ver que ellos pueden ser capaces de leer bien y de
disfrutar de la lectura, realmente conseguiremos que esa motivación extrínseca
provoque una mejora en la comprensión lectora que haga que los niños disfruten
más de los libros y ese disfrute brinde una serie de experiencias positivas a
través de la lectura que, a su vez, provocará en los niños una motivación
intrínseca para continuar leyendo.
La animación a la lectura
Y ahora que hemos dejada clara la
importancia de motivar a los niños en la lectura, deberemos ser capaces de
llevar esa motivación a la práctica a través de actividades de animación,
intentando ser creativos y desarrollando métodos de lectura con los que los
lectores principiantes disfruten y adquieran una serie de hábitos que surjan
como producto de un interés propio por las historias que se cuentan en los libros.
La animación a la lectura debe
suponer un acercamiento de los niños a los libros de una forma agradable y
divertida pero, a la vez, profunda e intensa. Por eso, es importante tener en
cuenta el momento evolutivo en el que se encuentran los niños y conocer los
gustos e intereses que tiene cada uno de ellos, ya que de esta manera podremos
ofrecer a nuestros alumnos aquellos libros que sean más adecuados para ellos y
que faciliten ese interés por la lectura.
Además, ese proceso de lectura
que queremos hacer interesante para los niños no debe ser enfocado únicamente
como una lectura individual y silenciosa, sino que podemos dar pie a la
realización de algunos juegos en los que los niños puedan predecir lo que
ocurrirá en la historia, dibujar lo que imaginan, cantar, realizar
dramatizaciones, etc…; dicho de otra forma: debemos recordar en todo momento
que el propio niño debe convertirse en el protagonista indiscutible de este
proceso.
Para ello, además de conocer el
nivel de lectura que presentan los alumnos en cada momento, será muy importante
también conocer otros aspectos como pueden ser los ya mencionados gustos e
intereses del niño, el momento evolutivo, las circunstancias personales o las
características psicológicas de cada uno.
En definitiva, es esencial que
como maestros tengamos en cuenta dos aspectos: el niño y el libro. En cuanto al
primer aspecto (el niño) se deben tener en cuenta los aspectos mencionados
anteriormente, pero en cuanto al segundo aspecto (el libro) debemos ser
igualmente cuidadosos y tener en cuenta algo tan lógico como puede ser la
elección correcta del libro en función de los gustos e intereses del niño, la posibilidad de que sea el propio
niño quien elija la lectura que quiere realizar, el dotar de cierta autonomía a
los alumnos para que decidan cuándo, cómo y dónde leer, la necesidad de ofrecer
libros que presenten personajes muy definidos que ofrezcan al niño la
posibilidad de sentirse reflejado en cualquiera de los protagonistas de la
historia…
Teniendo en cuenta estos dos factores,
colegio y familia deberán ir de la mano para que los más pequeños realmente
sean capaces de asociar la lectura como algo divertido y placentero que pueden
experimentar tanto en el ámbito escolar, como en el ámbito doméstico;
intentando que todo lo que rodee a la lectura sea divertido para los más
pequeños pero, a la vez, cumpla un objetivo con el que se pretendan desarrollar
la competencia lectora.
Además, se puede tener en cuenta
el beneficio que puede aportar para los lectores (tanto principiantes, como
expertos) la participación en talleres de lectura que permita a los miembros
del grupo compartir, por un lado, diferentes experiencias, opiniones e ideas y
desarrollar, por otro lado, las competencias comunicativas, de lectura y
sociales.
Y a pesar de los beneficios que
puede aportar para los lectores la actividad que se desarrolla en los talleres
de lectura, es importante que la actividad de lectura no suponga una presión o
tensión para los niños y que sea llevada a cabo de forma que los participantes
sea algo ameno y divertido con lo que disfruten.
En cuanto a las actividades de
animación a la lectura, será importante que sean motivadoras y estén basadas en
los intereses de los niños pero, a la vez, buscando objetivos establecidos
previamente que pueden alcanzarse incluso a través del juego pero sin olvidar
que lo que realmente se pretende es que el placer que suponga la actividad no
se quede en una simple diversión pasajera, sino que capte al niño para la
lectura.
También será importante que sean
muy dinámicas y activas para que los niños puedan participar sin miedo, sin
vergüenza y, sobre todo, sin presión; haciendo que se viva un clima de respeto
y que aquellos lectores más hábiles o experimentados sean un apoyo para los que
están más rezagados.
En definitiva, las actividades de
animación a la lectura deben estar basadas, principalmente, en garantizar una
evolución de la comprensión lectora de los más pequeños y, después, en mejorar
las habilidades lectoras y hacer de la lectura una actividad atractiva.
También será importante que desde
pequeños se acostumbren a reflexionar y a ser críticos con lo que lean y que
sean capaces de argumentar, aunque sea de una forma muy básica, por qué les ha
gustado una lectura o no.
Y así para realizar una buena animación
a la lectura será importante establecer en primer lugar el número y nivel de
los participantes, los objetivos que se persiguen, el material necesario para
llevar a cabo la animación, la forma en que se llevará a cabo y el tiempo
necesario para completarla correctamente, siendo muy flexibles en la puesta en
práctica y teniendo en cuenta, además, los siguientes aspectos:
- Utilizar libros completos, no textos.
- Presentar información del libro (título, autor, editorial, argumento…) adaptada a la edad del niño.
- Hacer puestas en común en las que los niños puedan expresar libremente sus opiniones.
- No repetir libro.
- Las animaciones a la lectura no deben quedarse en algo puntual, sino que deben realizarse periódicamente.
- Será positivo empezar en los primeros niveles de la educación (Educación Infantil) para continuar desarrollándolas a lo largo de la Educación Primaria.
- Debe ser algo activo para que el niño pueda leer, escuchar, jugar, moverse, observar…
- Debe ser participativa.
- Es importante que el niño sea el protagonista absoluto.
- Se debe evitar la presión y dotar a la actividad de un carácter voluntario. Aunque siempre se debe incentivar a los niños para que participen y pierdan el miedo a expresarse en público.
- No debe tratarse de una actividad competitiva.
- Se puede realizar en cualquier lugar y en el ambiente más apropiado en cada momento.
- En las animaciones que lo requieran, el libro debe estar leído de forma completa.
- Es importante que el libro elegido permita una lectura fácil pero, a la vez, motivadora.
Además, aparte de buscar el
desarrollo del hábito lector en el niño, la animación a la lectura tiene otros
objetivos como pueden ser:
- Descubrir físicamente los libros.Relacionar la comunicación oral con la comunicación escrita.
- Desarrollar la capacidad de escuchar, comprender y retener.
- Comprender el mensaje global del libro.Desarrollar la capacidad analítica y creativa.
- Pasar de una lectura pasiva a una lectura activa.
- Lograr formas de comunicación a partir de la recreación y la invención.
- Reflexionar sobre valores y actitudes presentes en los libros.
- Descubrir la gran variedad de libros que existen.
- Conocer otras experiencias diferentes a las vividas por ellos mismos.
- Servir (la lectura) como estímulo para superar los problemas.
- Abrir la mente y ampliar la visión del mundo con una actitud de respeto.
- Introducir al niño en la literatura a través de la lectura.
- Contribuir al desarrollo de su personalidad, del espíritu crítico y de la preparación para la propia vida.
También es importante conocer los
posibles errores y riesgos que la autora Kepa Osoro enumera a la hora de llevar
a cabo actividades de animación a la lectura:
- Confundir la animación con actividades en torno al libro.
- Utilizar fragmentos de obras para realizar las animaciones.
- Transformar la animación en una clase más.
- Pedir a los niños que realicen un trabajo sobre el libro que han leído.
- Convertir la animación a la lectura en un momento de agitación y nerviosismo sin orden.
- Obligar a los niños a participar, algo que puede crearles tensión.
- Elegir los libros sin tener en cuenta los intereses y gustos del niño o el momento evolutivo en el que se encuentra.
Finalmente, es importante saber
que las actividades de animación a la lectura se dividirán en actividades
anteriores a la lectura, actividades durante la lectura y actividades
posteriores a la lectura y que es muy importante mantener la motivación en los
alumnos durante todo momento. Además, cada tipo de actividades tendrán sus
propias peculiaridades.
1. Actividades anteriores a la
lectura
Son aquellas actividades
realizadas antes de comenzar a leer, deben despertar la curiosidad de los niños
para que se sientan motivados a comenzar la lectura y también servir como
primer acercamiento al libro.
Para ello, puede ser muy interesante ojear el
propio libro: portada, dibujos, contraportada, etc… para que, a partir de ahí,
los niños puedan realizar predicciones sobre el argumento de la obra y para que
el profesor ofrezca toda la información que pueda ser necesaria para comprender
la obra (aunque a veces no haga falta), así como realizar un primer
acercamiento a las ideas generales que en el libro se desarrollarán.
Por otra parte, es importante que
en las actividades anteriores a la lectura no se den demasiadas pistas que
provoquen que la propia lectura del libro pierda interés. Pero sí puede ser
interesante que los niños se hagan preguntas sobre qué pasará en la historia y por qué, cuándo y cómo pasará o
dónde y a quién le pasará.
Podríamos decir, entonces, que
las actividades previas a la lectura se tratan de una preparación y un primer
acercamiento a la obra que se vaya a leer con la intención de despertar el
interés y la curiosidad pero, a la vez, sin desvelar los detalles de la obra.
2. Actividades durante la lectura
Son las actividades que se
realizan de forma simultánea a la lectura del libro y deben estar relacionadas
con lo que sucede en la propia historia. Se intentará profundizar en las
sensaciones y emociones que despierten en el lector las situaciones que se dan
en la obra, los personajes y su forma de actuar, las circunstancias que se
viven, etc…
También se puede seguir haciendo
predicciones que estén basadas, esta vez sí, en los acontecimientos que están
sucediendo en la obra y en la forma de actuar de cada uno de los personajes.
Además, esos acontecimientos y forma de actuar pueden servir como excusa para realizar pequeños debates y divertidas actividades en grupo como pueden ser de dramatización para que los alumnos “vivan” personalmente la historia.
Además, esos acontecimientos y forma de actuar pueden servir como excusa para realizar pequeños debates y divertidas actividades en grupo como pueden ser de dramatización para que los alumnos “vivan” personalmente la historia.
3. Actividades posteriores a la lectura
Son aquellas que se realizan tras
haber terminado la lectura, así que es importante que los niños puedan analizar
el libro de forma global.
En este tipo de actividades será muy importante escuchar a los niños y observar las conclusiones a las que han llegado, también es interesante que los niños argumenten, aunque sea de forma básica, los motivos por los que les ha gustado, o no, la obra y que sean críticos a la hora de realizar esa argumentación.
También se intentará observar el significado que han dado los alumnos a la obra y comprobar qué aspectos de la misma han asumido como propios y qué otros aspectos les han llamado la atención emocionalmente, pues incluso los niños más pequeños son capaces de destacar aquellos aspectos de una historia que más les han llamado la atención, que más les han entristecido o alegrado, etc…
Se pueden realizar nuevamente conversaciones y debates en los que todos los niños del grupo expliquen sus sensaciones al leer la obra y comenten los aspectos más interesantes dentro de un clima agradable para que aquellos alumnos más introvertidos participen y den también su opinión.
Además, se pueden realizar finales alternativos a la obra, continuaciones e incluso pequeñas historias en las que los niños imaginen cómo era la vida de los personajes antes del comienzo de la obra original.
Es decir, se trata de que los niños se metan dentro de la propia obra y la hagan suya. Que disfruten de los personajes y de la historia que se cuenta en el libro y que sientan que todo libro puede aportar grandes momentos de disfrute y que pueden sacar muchas cosas interesantes de cada uno.
Otras formas de fomentar la
lectura
Por último, además de las
actividades de animación a la lectura, puede ser importante para los niños
contar con la presencia de cuentacuentos profesionales que sean capaces de
interactuar con ellos y transmitirles de una forma divertida las historias de
los cuentos, pero también observar a sus familiares más cercanos disfrutando
con la lectura e incluso leyendo juntos, llevar a cabo juegos que estén
relacionados con la lectura, tener tiempo para disfrutar en solitario de las
lecturas que más les interesen y también permitirles investigar aquellos libros
que han visto en casa y les han llamado la atención.
En cuanto a la lectura, hace tiempo escuché a una amiga de la familia decir algo así como que ella solía prestar varios libros a muchas personas al cabo del año y que muchos de ellos no eran devueltos o, en algunos casos, eran devueltos con desperfectos. Pero decía que esto no le importaba porque creía que era mucho más importante hacer llegar a la gente los libros, hacer que las personas se dieran cuenta de lo interesante y mágica que puede ser la lectura y de la forma tan intensa en que se pueden vivir las historias que se cuentan en las páginas de un libro.
Comprensión lectora: Una gran
preocupación
Además, y como complemento a la animación a la lectura, he podido ver que algunas editoriales muestran gran preocupación por la lectura y ofrecen herramientas para que los profesores puedan analizar la comprensión lectora de los niños, lo que nos hace pensar sobre la importancia que tiene la lectura y, especialmente, la comprensión de lo que se lee, en la vida de cualquier persona.
Por ejemplo, la editorial Bruño ofrece una batería de pruebas de evaluación para toda la etapa de Educación Primaria en la que existen tres textos por curso (uno por trimestre) para comprobar las habilidades lectoras, especialmente la velocidad, y la comprensión de los alumnos y el progreso que van mostrando a lo largo del tiempo.
Las pruebas constan de un texto que está adaptado al curso y al trimestre en el que se encuentran los alumnos y a una serie de preguntas con respuestas cerradas y varias opciones para elegir la correcta (el clásico tipo test).
Este tipo de pruebas servirán también para establecer la necesidad de aplicar una serie de ejercicios que potencien la fluidez, la habilidad visual, la amplitud del campo o la visión directa, así como ejercicios de vocabulario, sintaxis y referidos a la memoria con la finalidad de mejorar la comprensión lectora y las habilidades lectoras del alumno que, a su vez, harán que el propio niño disfrute más de la lectura.
Respecto a la velocidad lectora, este tipo de pruebas sirve para determinar el ritmo de lectura del alumno, aunque solo se mide el número de palabras por minuto, calculándose a través de la siguiente operación:
La comprensión lectora mide el porcentaje de efectividad en cuanto
a las respuestas correctas que da el alumno, no realizándose ningún tipo de
penalización entre las respuestas incorrectas y las respuestas no contestadas.
Algo que se calcula de la siguiente manera:
Los datos anteriores se utilizan para calcular la efectividad en
la lectura de cada alumno, una eficacia lectora que se calcula con la siguiente
fórmula matemática:
Una vez se han obtenido los resultados de todos los alumnos, se
puede realizar la media grupal para realizar gráficas en las que poder observar
de una forma mucho más sencilla la comparativa de un determinado alumno con el
nivel general del grupo.
No obstante, creo que este tipo de pruebas o evaluaciones deben enfocarse de manera que el alumno no llegue a relacionarlo con la lectura en sí, ya que de lo contrario podrían llegar a perjudicarnos en nuestro empeño por animarles a leer y a entender la lectura como una actividad placentera y, en mi opinión, aunque pueden ser pruebas interesantes para el progreso del alumnado en la habilidad lectora, no son la mejor manera de animarles a seguir leyendo.
Por último, creo que es labor de los profesores y de las familias el hacer que los niños adquieran el gusto por la lectura y que es importante que se realicen actividades de animación a la lectura que sean interesantes y divertidas para los niños, aunque también pienso que, en edades tempranas, lo que más puede hacer que un niño adquiera el gusto por una actividad es simplemente que sus profesores, padres, abuelos o hermanos pasen tiempo realizando esa actividad con ellos y dotando a cualquier actividad de un componente emocional y afectivo que hará que deseen volver a realizarla.
FUENTES CONSULTADAS
Apuntes proporcionados por un compañero de clase.
Perfecto.
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