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lunes, 25 de junio de 2012

Y colorín, colorado...


   Enlazando con el principio de lo que un día de octubre del año pasado comenzó a ser este blog, sólo me faltaría decir que : “fueron felices y comieron perdices”.

   Y ahora que lo pienso, ¿cuántas veces nos habremos preguntado qué paso después del final feliz? El afán comercial, el mundo económico en que nos movemos nos ha llevado a conocer en algunos casos, qué pasó después y por eso tenemos “El Rey León 2” “Los piratas del Caribe 2”ó “Shrek 2” y sucesivos.

   Hablando de historias es inevitable nombrar Shrek como compendio de todas las de nuestra infancia. Eso sí, con su toque un poco satírico y burlón hacia los conocidos como cuentos de hadas. Todo guarda similitudes con los cuentos, es fácil identificarlos pero la ironía que se mantiene a lo largo de toda la película la convierte en algo único.

   También se me ocurrió el otro día, viendo la película de “Encantada”, que nos están cambiando los cuentos que conocíamos. Esta historia es muy representativa de la distancia que separa el mundo real y el imaginario. Tanto que en este caso saltamos entre personas reales y dibujos animados.


   Los sentimientos de los cuentos parecen ser “planos” frente a la realidad. No hay planteamientos, sólo se quieren por siempre jamás y dan la impresión de que no existe contenido; es el hecho en sí mismo. El mundo es idílico con sus canciones, sus malos malísimos y sus buenos, buenísimos.

   Por el contrario en el mundo de los vivos, se presentan penas, alegrías, amores y desamores.

   Más de una vez seguro que todos hubiésemos firmado por una vida de cuento, porque aunque tocase ser Cenicienta por un tiempo, tendríamos garantizado el final feliz.

   Pero va a ser que no y no tenemos posibilidad como Giselle, la protagonista de Encantada, de elegir entre uno y otro. Y aquí estamos y toca acabar.

   Porque lo cierto es que no se si seguiré o no escribiendo en el futuro en este blog u otro, pero el maratón de este final de carrera literaria me está secando las ideas.

   Bueno, que siento que debería despedirme como se debe y nada mejor para ello que:
“este cuento se ha acabado”-


¡Gracias lectores por vuestra paciencia!

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