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lunes, 18 de junio de 2012

Un poquito más de Suecia...

   Además de la entrada anterior sobre Suecia, que era más "teoría", me gustaría hacer una reflexión personal sobre la nueva realidad conocida, sobre todo, porque el hecho de hacer las prácticas allí ha afirmado mi vocación por ser profesora y por innovar, y no dejar de investigar sobre educación.


   Antes de nada me gustaría explicar por qué elegí este país como destino de Erasmus.

   En un principio me parecía lógico tratar de irme a Inglaterra porque me daban la posibilidad de  quedarme un curso completo y a la hora de convalidar las asignaturas, se presentaba más fácil. Para conseguir plaza en este destino se requería muy buen nivel de inglés y fui realista en cuanto a la dificultad de competir con otros compañeros que me superaban por mucho.

   Habiéndome hecho a la idea de que no podría ser Inglaterra, me puse a investigar sobre los demás  destinos. Lo que primaba era estar, como mínimo 5 meses en el país de destino, de forma que pudiera realizar las prácticas en otro país diferente a España.

   Suecia y Linköping: no voy a decir que no supiera ubicarlo en un mapa, pero da la impresión de mucho frío, noches largas, días cortos y lejos de España. Y encima hablan en sueco. No parecía el destino soñado. Pero ofrecían una beca para pasar 6 meses allí. Aunque nada encajaba con los planes, hablé con mis coordinadores por si existía la posibilidad de prolongar la estancia a 9 meses. Y aquí empezaron los retos ya que tuve que trasladar mi consulta a la Universidad de Suecia, según me indicaron en España.

   Mi primer contacto con Suecia fue positivo. Me admitieron por 9 meses y yo asumí que había determinado lo que sería “mi hogar” para el siguiente curso académico. A partir de ahí parece que tomé una especial sensibilidad hacia todo lo sueco, ¡empezando por IKEA! Repasé las ideas aprendidas sobre dicho país, las cosas positivas de su población, de su forma de vida y me centré fundamentalmente en temas de educación. Se hablaba sobre buenos resultados educativos en relación con otros colegios  europeos y entendí que era una ocasión magnífica para ver el funcionamiento, metodología de trabajo, hábitos de estudio…

   Aunque pueda apartarse un poco de lo que es la reflexión puramente educativa, me voy a permitir hacer un inciso que puede servir en cierta forma como agradecimiento a las personas que de manera altruista comparten a través de la red su experiencia y sus vivencias en otros lugares. En mi caso el blog de: Un Erasmus en Linköping fue fundamental para sin conocer el país, ni su cultura, ni su idioma, ni su forma de vida, poderme desenvolver allí sin la angustia que puede provocarnos el enfrentarnos a lo desconocido. Con él aprendí a buscar alojamiento, aunque esto también fue una odisea particular que me llevó a vivir un tiempo en un camping, a moverme por la ciudad, comprar una bicicleta… Pepe-Linköping es una referencia para nosotros los Erasmus.

   Quiero destacar la amabilidad del pueblo sueco. Tuve la suerte de contar con ella desde que puse un pie en Suecia. No sé si fue mi aspecto despistado que infundía lástima, pero lo cierto es que un día pararon el coche para llevarme a algún sitio, otro me ofrecieron una habitación hasta que dispusiera del corridor propio, tuve una familia de acogida y muchos otros detalles que me facilitaron la vida.
También me gustaría incluir como parte de esta reflexión, las impresiones y sensaciones que sentí sobre todo los primeros días. Cierto es que con el paso del tiempo te acostumbras a ello, pero son cosas que quedan en la memoria tanto mía como de otros compañeros con los que he tenido la oportunidad de comentarlo.

   Suecia es “verde y agua”. Rodeada de lagos y bosques es un paraíso para la vida al aire libre. Bueno, eso sí, cuando hace sol, porque cuando llueve como nos ocurrió en otoño al poco de llegar, el diluvio se queda corto. Desplazarse en bicicleta en esas condiciones era complicado, lo mismo que cuando empezaron las heladas en que sólo sentarse en el sillín constituía una prueba de valor. Pero el otoño en una zona tan verde convierte el paisaje en una paleta de colores en la que los verdes se mezclan con los  ocres, amarillos, naranjas y rojos acabando en cualquier gama de marrones.
Erasmus en Linköping lleva asociado dos temas: corridor y bicicleta. El corridor es la vivienda que utilizamos. Una especie de apartamento individual con cocina compartida con otros 5 estudiantes. Son edificios con la misma estructura donde se alojan los universitarios. Se dispone de lavandería común, como en las películas americanas. Aquí sufrimos las novatadas de no haber peleado con estos electrodomésticos infernales. En cuanto te descuidas, un pequeño calcetín rojo consigue transformarte la colada en todo rosáceo o es un triunfo que la ropa que sale de la secadora no se haya quedado para ponérsela a la Barbie. 

   Y la bicicleta; es el principal objetivo de un Erasmus recién llegado. Sin ella, no eres nadie en Linköping. He comprobado que pasa lo mismo en otras muchas ciudades con universitarios, donde se convierte en el principal medio de transporte. Luego vienen las consecuencias que quedan patentes en comentarios recogidos de distintos foros: “tengo agujetas en todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo, ando y parece que tengo algún problema serio” o “Creo que tengo que aprenderme el camino al centro de la ciudad y no tirarme 30 minutos perdido en el bosque con la bicicleta a las 12 de la noche”.

   El tema del frío, muy preocupante antes de llegar, no ha sido tan fiero como pensaba. He visto bastantes grados negativos, y he estado tentada de ponerme toda la ropa del armario en plan cebolla, pero lo he superado con clase. Unido a esto nos queda el asunto de la luz solar: dormir la siesta es peligroso porque te despiertas, ves todo oscuro y decides que hay que seguir durmiendo, a la vez que te vas adaptando a la vida sueca y a eso de las 5 de la tarde ya no sabes si corresponde merendar o cenar. En cualquier caso decides hacer una tortilla de patatas que eso sí que mola y te hace pensar en lo que has dejado en España, aunque a decir verdad, deberán pasar varios días hasta que la tortilla adquiera un parecido mínimo con las de tu país.

   Entrando ya en la reflexión académica tengo que destacar la impresión recibida el primer día que pisé la universidad. Me quedé perpleja por lo enorme del recinto universitario, por el orden y organización reinante y no dudé en alegrarme ante la certeza de que a la vista de ese espacio universitario, el entorno y el ambiente colegial o pre-universitario no podía desmerecer. Ciertamente me felicité por haber elegido este país.

   Plantearme los parecidos y las diferencias entre la enseñanza sueca y la española parece básico a la hora de plasmar mi experiencia en esta memoria, pero me doy cuenta de que no tengo todos los mimbres necesarios para hacer este cesto: no he podido disfrutar de una práctica similar a la de Suecia, en España. Conozco las clases españolas, el colegio español y el instituto español; también la universidad (en mi caso La Salle), pero siempre como alumna. Y aquí he estado como “Profesora”. Este es el aspecto más destacable, que me llena de orgullo, a la vez que me crea una responsabilidad y definitivamente me hace sentir que ésta es mi vocación. Que me gusta enseñar y educar a los niños.

   Estoy segura de que el curso que viene, cuando realice prácticas en España, cuando “haga” de profesora en un colegio español dispondré de más habilidades, más soltura y más confianza que las que he tenido en Suecia. Pero también sé que los retos ayudan a superarse y el sentirse, en cambio, evaluada por los tuyos puede cohibir a la persona, evitando que muestre su verdadero yo y todas sus capacidades. Creo que saberme consciente de esto, es el primer paso para superar obstáculos.
Además del colegio al que me estoy refiriendo en este documento quería explicar algo del resto de centros académicos que he tenido oportunidad de conocer en Suecia.

   La Universidad de Linköping está formada por tres campus situados en diferentes sitios: uno en Norrkoping donde se estudia Magisterio, Arte y alguna Ingeniería y dos en Linkoping, el campus Us dedicado a Medicina y Química entre otras y el campus Valla donde se imparten el resto de carreras. Esta universidad tiene un reconocido prestigio en la enseñanza de Ingenierías así como de Ciencias de la Salud. Acuden muchos estudiantes de todo el mundo tanto a realizar cursos académicos como a estudios de Master y post-grado. Comparándolo con España, podríamos pensar en la Universidad Complutense o Autónoma donde también disponemos de una amplia oferta de carreras multidisciplinares y que se ubican en distintos lugares de la capital o incuso en otras localidades.

   Me parece importante destacar la disponibilidad que ofrece la universidad, estando abierta 24 horas al día, los 7 días de la semana. El acceso a la misma se realiza mediante la tarjeta personal y un código. Disponen de 5 grandes salas llenas de ordenadores, con la posibilidad de imprimir de forma gratuita. La biblioteca está abierta de 9 de la mañana a 9 de la noche.

   En España últimamente se ha ampliado el horario de apertura de bibliotecas y en temporadas especiales de exámenes o selectividad, algunas están disponibles 24 horas. Ya no sorprende ver estudiantes de Medicina deambulando por las bibliotecas de escuelas de Ingeniería o de Filosofía, a la búsqueda del hueco que les permita concentrarse aprovechando la tranquilidad que suelen ofrecer estos espacios. Creo que copiar a los suecos en este tipo de iniciativas mejorará el desempeño de los universitarios españoles.

   En cuanto al uso de tecnologías, aparte de la disponibilidad de ordenadores, tengo que reconocer que por mi  experiencia particular, los profesores y personal administrativo aún no están muy involucrados en el uso del correo, en el sentido de poder contar con ellos a través de la red. La complejidad de organización que he tenido, me ha llevado a tener que contactar con algunos de ellos a quienes no conocía, disponiendo tan solo de su dirección de correo electrónico. Tras varios mensajes infructuosos, he tenido que acabar desplazándome físicamente para conseguir hablar en persona.

   Respecto a los tres centros en los que he estado, aparte del protagonista IS Atlas, estuve en dos institutos: Hagaskolan en Norrköping y en Ebersteiska en Norrköping. Los centros suelen ser públicos como ya he indicado en un punto anterior del trabajo y así como en España para un mismo curso puede haber dos o más clases, los señalados sólo disponían de una clase por curso y el número de alumnos rondaba los 20-25.

   Las prácticas me han permitido sorprenderme al ver la poca disciplina que algunos alumnos muestran en clase. Si bien en el colegio todos los alumnos se comportaban perfectamente, en el instituto me lleve una mala impresión. Los niños jugaban con el móvil, masticaban chicle, estaban en clase con gorra, y creo que lo peor de todo es que el profesor no les decía nada.  Les dejaba seguir y hacer lo que ellos querían. Supongo que siempre habrá sido así, y creo que si no se empieza desde el principio a poner normas, con el tiempo todo es más complicado. Por mi propia experiencia también me ha tocado asistir a clases de instituto en España en que si el profesor no era capaz de imponerse a los alumnos, estos, no todos, pero si basta con que haya unos cuantos, acababan por hacer imposible la impartición normal de la clase. Conocer lo que ocurre, es bueno para estar prevenido y evitar que pueda sucedernos a nosotros cuando nos toque trabajar del otro lado de los pupitres.

   El nivel de la universidad es muy bueno. Los suecos dedican mucho tiempo al estudio y pasan muchas horas en la universidad. Son organizados, aplicados y trabajadores. Y lo que yo me pregunto es: ¿cómo pueden funcionar tan bien las cosas en la universidad cuando el nivel que se pide en el colegio no es suficiente? Pienso que una de las razones se debe a que en Suecia les enseñan a ser desde pequeños muy independientes, por lo que ellos deben ser capaces de decidir el momento en que la responsabilidad y el trabajo se imponga al disfrute.

   En Hagaskolan en Norrkoping, hice prácticas en una clase donde los alumnos cursaban la asignatura de Español. En Suecia está muy demandado este idioma y por lo que he escuchado, los colegios que tienen la posibilidad de tener a un estudiante de prácticas que hable español, se lo rifan. Los días que estuve con ellos me gustaron bastante. No fueron muchos, pero suficientes para entender el desarrollo de estas clases. La profesora encargada de la asignatura trabajaba también en otro instituto y tuvo la amabilidad de enseñármelo. Allí había alumnos de 16-17 años que estaban aprendiendo castellano. El nivel no era demasiado alto porque apenas sabían conjugar los verbos. Me dio la impresión de que no le daban la importancia suficiente, considerando la asignatura como lo que coloquialmente se entiende por  una “maría”.

   El primer instituto del que he hablado era el que me habían asignado para la asignatura de Practicum II, pero viendo que las clases iban a ser en español, escribí al profesor solicitando un cambio a alguno donde pudiera trabajar el inglés. Me dieron como alternativa otro instituto, pero buscando yo por mi cuenta, conseguí encontrar el colegio IS Atlas que pensé se adaptaba mejor a mis necesidades, como de hecho ha sido. El colegio me contestó positivamente en cuanto a realizar las prácticas con ellos, así que empecé con muchísima ilusión.

   Cuando la profesora me explicó la situación de este aula me sorprendió mucho por la mezcla de alumnos de distintas edades y nacionalidades. Me trajo a la memoria historias de mi abuelo de cuando ellos iban a la escuela. Un solo profesor con todos los niños del pueblo independientemente de edad y conocimientos. Pero lo cierto es que aprendían. Creo haber leído en algún sitio que aún hoy en lo que llaman “aldeas” en la zona de Galicia, hay niños que por la dispersión geográfica de sus viviendas comparten el mismo profesor a pesar de estar en distintos cursos. Volviendo al inicio del párrafo, me resultó cuando menos curiosa esta forma de enseñanza.

   Pero lo cierto es que funcionaba y a pesar de la desigualdad, la profesora manejaba perfectamente la clase y los alumnos iban adquiriendo el nivel de estudios correspondiente a su edad.
Por mi parte tengo que destacar que la experiencia fue única por lo enriquecedora de la multiculturalidad. Hablar con ellos sobre sus costumbres, países, modo de vida… es algo que no se tiene a nuestro alcance todos los días y más aún con la sencillez y claridad con que los niños cuentan todo. A todo esto añado el idioma, que ha sido en ocasiones, mi mayor handicap para poder mantener una conversación más fluida. Pero a su vez me ha servido para ratificar la importancia de los idiomas, fundamentales hoy en día. Nunca será excesivo el esfuerzo que hagamos en primer lugar por mejorar nosotros mismos y con nuestro ejemplo enseñar a los alumnos la necesidad de que desde pequeños  adquieran un buen nivel. Está demostrado que la facilidad de aprendizaje está directamente relacionada  con la niñez, complicándose el tema a medida que nos hacemos mayores. Escuchar a todos los niños hablando inglés fue algo súper especial. No es lo mismo que hablen los adultos o ver una película en versión original. Si siempre resulta curioso y simpático oír las conversaciones de los niños, descubrir las “típicas frases de niños” en este idioma, no tiene precio.

   Como crítica constructiva al conjunto de lo visto, aprendido y vivido me gustaría destacar la falta de coherencia entre lo escrito y la realidad. Más específicamente y como ya he apuntado previamente, el año anterior habían aprobado  un nuevo currículo que recogía una serie de puntos en cuanto a asignaturas y horarios.

   Pues bien a la hora de dar las clases eso no se ha visto reflejado. Tienen un horario en el que sólo aparecen algunas asignaturas mientras que en el currículo podemos leer Lengua, Mates, Inglés, Sueco, Química…. No tiene mucho sentido que se haga un currículo tan detallado y a la hora de dar clase no se tenga en cuenta.

   Este aspecto me ha tenido observante durante todo el tiempo y he llegado a dos conclusiones:
  • El currículo es muy reciente. Si nunca han estado acostumbrado a seguir una serie de pautas a la hora de dar clase, es muy complicado que el engranaje funcione a la perfección en menos de 1 año.
  • Mi clase era especial. Quizá el resto de clases lo siguiesen con mayor formalidad.
  A partir de lo anterior me planteo que cuando seamos profesores, deberemos buscar un equilibrio entre la norma y su práctica. Evidentemente no puede reinar la anarquía en la clase en cuanto a horario, materia, contenidos a impartir y objetivos a alcanzar en un curso y para ello se precisa de un cierto orden y seguimiento de resultados. Pero fijar y encorsetar la clase según unos determinados parámetros previamente establecidos, puede hacerla caer en la monotonía y el aburrimiento perdiendo la frescura de lo espontáneo e imaginativo. Deberemos partir de un currículo pero siendo ágiles, adaptables al entorno y a las circunstancias de forma que se note que la clase está VIVA. 

   Como conclusión final me gustaría señalar que creo que es fundamental que la educación evolucione con la sociedad, adaptándose a las nuevas tecnologías, aprovechando lo positivo que éstas ofrecen pero sin dejar de saber que la piedra angular, es el desarrollo personal del alumno, para que sea una persona completa e íntegra en el futuro. Me intranquiliza en cierto modo las noticias que llegan de España relacionadas con manifestaciones estudiantiles por los recortes presupuestarios acometidos desde el gobierno. Sin entrar a polemizar, considero necesario que no se escatime nada en la educación de los niños que serán los hombres y mujeres que en el futuro lleven las riendas del país. Pero al mismo tiempo debemos valorar el esfuerzo, el trabajo, el interés y el respeto que los alumnos y profesores deben reconocerse mutuamente como pilares de la enseñanza, independientemente de los recursos de que se disponga.

   Vaya todo mi agradecimiento a las personas que a lo largo de estos meses me han ayudado, me han apoyado, me han animado cuando la morriña por estar lejos del hogar hacia su aparición, han confiado y han creído en mí. Brindo por lo que ha sido, es y será una experiencia gratificante e inolvidable.

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